Autodestrucción

Me duele el alma volver a pisar nuestras calles si no es de tu mano.

Me da pena pasar de nuevo por nuestros bancos,en los que no me siento desde entonces

por no fabricar nuevos recuerdos donde creamos los nuestros.

Y cada vez que reanudo nuestra ruta, se me para el corazón.

No sabes la envidia que siento de todo lo que nos rodeaba,

por vivir con nosotros una historia de amor.

Y ojalá hablaran las paredes, el suelo, el aire, el cielo para contar la sinceridad de mis besos y la fuerza de mi risa.

Ojalá pudieran aparecer de nuevo las mariposas que se adueñaron de mi estomago con una caricia y demostrar la intensidad de mi amor.

Cómo disfrutaría oyendo explicar al nudo de mi garganta, como desaparecía cuando reías.

Pregúntale a mis manos, si quieres, o a todo mi cuerpo el terremoto que sentían cuando sabían que iban a verte.

Negocia con mi cabeza,

si puedes,

y que te dicte las horas al día que estabas allí metido. Te tiene rencor, porque te adueñaste de ella.

Mis ojos te dirán las lágrimas vertidas recordándote y lo brillantes que se ponían cuando llegabas.

Que te cuente mi nariz,

cansada de inhalar tu olor,

que se lo conocía de memoria.

Habla con mis pulmones, de cómo me quedaba sin aire esperándote y anhelando que volvieras;

de mi respiración agitada antes de verte.

Que te explique mi corazón la arritmia que le provocabas solo por existir,

que te diga que ha estado enfermo y roto, porque no querías querer.

Y que te cuente, sobre todo, que ama la autodestrucción y que estarás siempre guardado en su rincón favorito.

Habla con ellos, porque mi boca envenenada, va a su bola.