A solas
Tenemos que olvidarnos,
olvidarnos, no de amar,
de eso ya hace.
Tenemos que dejar de jugar,
porque no es justo.
No es justo porque solo nos torturamos,
solo nos restregamos a la cara lo felices que somos desde que decidimos separarnos.
Solo disfrutamos cuando conseguimos joder al otro con falsas sonrisas, risas irónicas y miradas tentadoras.
Solo vale la pena vernos cuando delante de todo el mundo y con la adrenalina por los aires dejamos claro que nos negamos rotundamente a volver a compartir una historia, porque somos pasado y desde entonces no nos hemos vuelto a necesitar.
Vale la pena vernos cuando a solas somos capaces de reconocernos,
reconocernos los errores que nos rompieron la historia que tantas ganas teníamos de seguir escribiendo;
un pasado que se despierta por la curiosidad del qué hubiera sido…
A solas somos capaces de reconocernos,
de volvernos a sentir como solíamos hacerlo cuando no fingíamos la felicidad, sino que lo éramos.
Y no solo sentir,
también volvemos a ser,
pero a solas.
Solo a solas.