Ni el dragón es tan malo, ni la princesa necesita ayuda
Hace mucho tiempo yo también fui princesa rescatada.
Y no niego que recuerdo cómo me hacías sentir con solo tenerte cerca.
Era tan feliz, solo con oír tu voz,
que joder, me sentía completa.
Sabía que, contigo, jamás nada malo pasaría.
Calmabas mi ansiedad y
no había pena que no se fuera después de un rato juntos.
Tus brazos eran mi refugio,
y tus besos fueron mi sedante,
pero por muy hechizada que estuviera con tus palabras,
la puta espada clavada, acabaste siendo tú.
Tú que venias a rescatarme,
a salvarme de toda la miseria, de mis penas, de mi angustia y mi tristeza.
Tú, caballero,
el guerrero,
que venías a sacarme de mi jaula de decepciones
acabaste cerrando el candado y guardándote la llave.
Princesa enjaulada, pensaste,
atormentada por mil dragones no podrá liberarse jamás sin mi.
Pero sí,
porque al dejarme sola aprendí,
aprendí a luchar,
a valorarme
a volar
y a quemar la puta jaula.
Aprendí que no son solo los dragones los que matan.
Aprendí que me dabas rosas, por miedo a que un libro me hiciera libre, me diera alas y me quitase la venda los ojos.
Que el que no podías vivir sin mi eras tú, por eso me atabas a ti.
Pero me encerraste
y ya he huido
y no pienso volver,
no pienso volver a ser rescatada otra vez.
Ahora ya no,
Ahora he aprendido a salvarme yo,
a plantarme mi jardin
a jugar con fuego,
a llevar una espada
y a lucir la armadura, que me queda mejor.
Feliz 23 de Abril.