Carta de despedida
Me voy a despedir
con una pistola en la sien
rehén del por mi bien
y de por el tuyo,
porque también dolerá
si sigo aquí
con mis cicatrices y tus balas.
me despediré
sin cuenta atrás para que no puedas salir corriendo
porque esquivando disparos, no conseguimos ganar,
sólo sobrevivimos un tiempo obligando a mi amor propio a acelerar.
me iré
incitada por un par de copas de vino
unas copas que bebí pa que se me nublara la vista y me costase menos dejarte atrás. Borroso, pero sin venda, la venda que se cayó justo con la botella; derramando el alcohol en la herida que estaba abriéndose de nuevo.
me voy a ir
con el egoismo básico de que no te olvides de todo lo que fue
de lo fuimos, de lo que hice, de lo que hicimos
el valor de lo que aprendimos y vivimos sin pensar que habría última vez
aunque eso es mucho mentir porque nuestro fin se veía venir
no hizo falta un spoiler, como en crónica de una muerte anunciada.
me voy
con la película por empezar
y los vuelos sin coger
con esos platos de pasta a medias
los cafés que nunca pedías
y las llamadas de madrugada para conciliar el sueño viendo tu cara, aunque no nos engañemos, te aliabas con mi insomnio para hacerme boicot.
me despido
ahora yo y ya, muerta de miedo, de que no hay marcha atrás
y me da vértigo el camino, y la oscuridad
y que todo cambié aún viéndote
y si no te veo, veo como todo acaba.
y acaba porque mis principios
mi dolor
mi cabeza
y hasta mi corazón piden tregua
paz
estabilidad
y aquí aunque la han tenido mucho tiempo,
el refugio y la calma…
ya no las encuentran.
y acaba porque empecé por ordenar mis prioridades,
para que me entiendas: de estar rozando el descenso a ser líder, con juego limpio y revisando todas las jugadas,
y te lo explico con fútbol para que veas que si estás a punto de caer necesitas aferrarte a cualquier cosa para salir a flote.
y me aferré a mi porque no iba a renunciar a todo lo que soy
después de todo lo que he sido.
un cero a la izquierda
tu pasatiempos favorito
el hombro, acolchado, en el que llorar
un abrazo siempre, el beso en la frente
mofletes con los que jugar
la risa pegadiza de cada día
el primer mensaje que envías y la última despedida que buscabas.
Adictos reincidentes,
adecentándonos cuando venían,
escondíamos siempre una carta debajo de la manga pero sabes
que soy yo quien tiene todos los ases de la baraja, escalera real para ir con todo
pero no sufras porque jamás jamás tiraré en tu contra.
te prometí que no lo haría, y
mis palabras son de verdad
y aunque queriendo quedarme me iré
porque prometí cuidarme a mi primero
a ti también,
y por eso me iré, con la conciencia tranquila, porque
prometimos no hacernos daño, aunque estuviéramos cada uno por su lado.
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