Verano, adiós
Y se va el verano, casi sin verlo,
con esa canción. Todavía con esa canción.
La canción que suena en bucle en tu cabeza,
la que has querido perrear todo el verano,
la has cantando a pleno pulmón en el coche,
o con toda tu alma siguiendo los acordes de una guitarra.
Esa que has bailado con tus amigas hasta que ha vuelto a salir el sol,
deseando a escondidas, volver a salir como siempre,
de discoteca en discoteca.
Con todo esto se va el verano llegando septiembre.
Y Septiembre llega, como siempre, y esta vez más, complicado entre el querer avanzar y el no querer que pase.
El querer conocer el olor a nuevo y el querer quedarnos aquí,
quedarnos en la risa, en la risa colectiva y en altavoz.
En los abrazos y los besos, las caricias después de tanto.
Quedarnos aquí.
Quedarnos por miedo a admitir que ya ha pasado el verano.
Un verano rápido y raro. Rarísimo.
Un verano de estar por casa, gel y mascarilla.
De no parar de quejarnos y encontrar soluciones a todo. Soluciones que lo han hecho especial, y que han hecho brillar a nuestros ojitos enfadados.
Un verano local, de manta y carretera como suele decirse
De playa y de montaña.
De escapadas, improvisadas o no, eso nos ha dado igual.
De descubrir lo que tenemos delante y nunca vemos.
Un verano de perdernos por aquí y encontrarnos poco a poco y con distancia.
Estamos de resaca emocional y con la vida desordenada.
La piel con marcas del sol y los ojos brillantes, todavía, por el recuerdo a fuego de estos últimos meses.
La boca sigue nostálgica de los sorbos fríos de cerveza en una copa helada, del último café con hielo con los tuyos o la última calada al cigarro de la suerte.
Se va el verano para empezar de cero o seguir de nuevo,
de nuevo sí, porque está vez nada está donde lo dejamos.
Volver a empezar
o volver o empezar, con utópicas metas y golpes de realidad
Con remordimientos o sin, de lo que hemos vivido.
Septiembre, de ganas y miedos, paciente y recíproco, fiel a los ciclos; principio y final.
El final.
Se acabó, el verano más raro de nuestras vidas.
Un verano que se queda grabado en la retina, en las nuestras...
las personas,
los planes,
las risas,
las canciones,
lo que se nos quedó por hacer y lo que hicimos en su lugar,
todo lo que nos quitó,
pero todo lo que nos dio,
el querer, el valorar, el descubrir, el disfrutar
el disfrutarnos todos,
como si puedieramos no volver a hacerlo.
Feliz otoño
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